sin esfuerzo
«Para entender el funcionamiento contemporáneo de la política de arriba, hay que acudir a su nuevo ateneo: los medios de comunicación de paga. Ojo: noten ustedes que ya no usé el tradicional “medios masivos de comunicación” porque hay medios alternativos (o libres o como se diga) que son masivos y otros que son terreno de lucha (como internet).
Tomemos, por ejemplo, la televisión. Encienda su aparato y aprecie usted cómo la realidad imita a la publicidad. Ahí están esos anuncios con aparatos maravillosos que le permiten no sólo bajar de peso, también le dan una figura de yomiyomi, de corre-porque-te-alcanzo.
Adquiriendo uno de esos aparatos, usted puede atascarse de garnachas, harinas, carbohidratos, hidrocarburos, azúcar, benzoato de sodio en generosas proporciones, y además tirarse en la cama o el sofá o la hamaca o el suelo (todavía hay clases sociales, no se crea) y darle al videojuego, a la novela o a la teleserie. En unos cuantos días, usted tendrá una figura como el joven o la señorita que en este momento está demostrando que el aparato es fácil de usar, además de ser útil para colgar la ropa a secar.
Bien, así es la política de arriba en el momento en que piden su voto. No es necesario que usted se organice, que luche todos los días y en todas partes, por construirse un destino. Para eso, no faltaba más, está este producto. En su nueva versión le hemos incluido un botón de reseteo, y ahora incluye un frasco de gel con aroma a florecitas. Él se encargará de todo. Usted siéntese cómodamente y verá cómo abundan las ofertas de trabajo digno, los créditos con bajos intereses, las escuelas laicas, científicas y gratuitas, la cultura al alcance de todos, las viviendas con todos los servicios que sí sirven y de bajo costo, alimentos completos, hospitales bien equipados y personal médico capacitado, las cárceles llenas de verdaderos delincuentes (es decir, de banqueros, funcionarios y policías), la tierra de quien la trabaja, las riquezas naturales propiedad de la Nación. En fin, el mundo que siempre soñó disfrutar, pero sin tener que hacer nada más que cruzar esta boleta electoral. No, ni siquiera se tiene que molestar en vigilar si no se hace trampa o si no se cuentan bien los votos, ¡nosotros lo hacemos por usted!
Ah, el “bioshaker” de la libertad: baje de peso sin moverse (que el aparato se mueva por usted); sea libre sin luchar (que el líder luche por usted).
Ahora bien, no apague usted su televisor. Veamos qué hay detrás de esos anuncios. Sí, esos jóvenes musculosos y esas frondosas señoritas no usan esos aparatos. Si usted les pregunta fuera del escenario le dirán que son inútiles, que nunca comprarían uno, que un buen cuerpo sólo se consigue con una alimentación adecuada y haciendo ejercicio. ¿Me sigue? Bueno, pues igual en la política: los que verdaderamente mandan en el mundo no creen en la democracia electoral, saben bien que ahí no se decide nada de lo fundamental. Que el mando verdadero, el Poder, está en otro lado, en SU lado.
Pero resulta que, cuando usted está por cambiarle de canal, o poner el DVD “de producción alternativa” para ver “The Walking Dead”, aparece otro señor, señora, señorita, que le dice que no le cambie, que si vota por él/ella, ahora sí se va a conseguir eso que tanto necesita y merece, que para lograrlo, mire usted, sólo tiene que marcar esta boleta electoral aquí en este logotipo que, ¡es cierto!, parece de comida chatarra…
[…]
Vale. Salud y, créame, lo que vale la pena no es fácil, por ejemplo, subir esa loma para, desde ahí, ver como la luz al fin se cobija en la sombra de madrugada.»