nairobi in flames

Llamaradas de política, historia, filosofía, ciencia y alguna que otra idea incendiaria

las buenas intenciones

«Cuando Faetón, deseando probar su origen celeste por su beneficencia, se hizo por un día con el carro del sol y lo condujo fuera del camino trillado, quemó varios bloques de casas en las calles inferiores del cielo y abrasó la superficie de la tierra, secó todas las fuentes y produjo el gran desierto del Sáhara, hasta que al fin Júpiter lo derribó sobre la tierra con un rayo y el sol, apenado con su muerte, dejó de brillar durante un año.

No hay peor olor que el que brota de la bondad corrompida. Es la humana, la divina carroña. Si supiera con certeza que un hombre viene a mi casa con el propósito consciente de hacerme bien, correría por mi vida como ante ese viento de los desiertos africanos llamado simún, que llena de polvo la boca, la nariz, los oídos y los ojos hasta asfixiaros, por temor a contraer algo de ese bien y que parte de su virus se mezclara con mi sangre. No, en este caso preferiría sufrir el mal de manera natural.»