nairobi in flames

Llamaradas de política, historia, filosofía, ciencia y alguna que otra idea incendiaria

flores negras

«Mi hija, mi obra, mi Pearl, ha entrado en conflicto con el estado puritano, o tal vez nace del propio conflicto con el estado puritano. La ley de la poesía resulta censurada, apartada, rechazada por los tribunales invisibles de la corriente de los tiempos que condenan al ostracismo todo aquello que les parece nauseabundo. Antes era la religión. Ahora la ideología. La ideología es lo contrario al pensamiento. En los tiempos de Hester, la religión y la ley eran una sola cosa. Hoy se pretende que la ideología y la ley sean una misma cosa, y se exige al arte que sea ideología, y por tanto que sea la misma cosa que la ley. Tal vez siempre, a lo largo de los siglos, es la necesidad mezquina de destruir la energía del espíritu, sin ser conscientes de que todo aquello que intenta acabar con el alma tiene su efecto contrario, la alienta. La única rebelión digna es la del espíritu contra la banalidad. Padecemos los estragos de la voluntad general roussoniana sobre el arte, el patíbulo como “factor importante en la formación de buenos ciudadanos”, tal y como dice Hawthorne. “Sí, el arcángel Miguel me lo dijo”. Juana en llamas.

[…]

La conciencia del hombre no pertenece al Estado, ni a la ley, ni a la opinión general, ni al activismo, ni a las proclamas, ni a la voluntad de los pueblos. Mal que les pese a los guardianes neovictorianos, la A termina por ser un bien y la transgresión un beneficio. A través del arte, de esa A bordada, lo inmoral deviene ético, revierte en bien común. […] De algún modo debe suceder lo prohibido. La bella transgresión.

Mi amor, somos las flores negras de una sociedad civilizada.»