coronavirus, confinamientos y meteduras de pata "antiautoritarias"
«Pocas cosas tan naturales para un anarquista, o para cualquier amante de la libertad, que el odio a todo tipo de encierro; sea este domiciliario, penitenciario o de cualquier otra índole. Por otra parte, pocas cosas tan idealizadas y adoradas por multitud de ácratas, hippies, antropólogos alternativos o neorrurales, que las sociedades indígenas y sus homónimas ibéricas de la campiña tradicional. Como es bien sabido, el remedio hasta cierto punto efectivo, de dichas comunidades ante la aparición (frecuente en el pasado) de epidemias, era el del autoconfinamiento responsable de cada enfermo y el despliegue de medidas de apoyo mutuo. Todavía hoy quedan abuelos cuya estrategia para superar un resfriado o una gripe se reduce básicamente a la fórmula, cama, casa, comer y beber bien y no acercarse a nadie hasta “pasada la tormenta”.»
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